El principal objetivo de las rotondas es mejorar la fluidez del tráfico, enlazando diferentes vías que confluyen en un mismo punto. Estas son una alternativa a las intersecciones, que además de ser uno de los puntos más peligrosos a la hora de conducir, también es donde más tiempo se puede perder, sobre todo cuando están reguladas por semáforos. En contrapartida, circular por rotondas es también uno de los puntos conflictivos de la circulación.
En teoría, el diseño de estas infraestructuras debería conseguir hacer más ágil la circulación de los vehículos, por lo que desde la DGT nos recuerdan las tres reglas esenciales con las que los conductores podremos mejorar la seguridad a la hora de circular por las rotondas.
Preferencia para el vehículo que circula por la rotonda
El primer punto a tener en cuenta a la hora de incorporarnos a una rotonda es que la preferencia siempre corresponde al vehículo que ya esté circulando por su interior, independientemente del tipo de vehículo del que se trate. Esta regla tiene dos excepciones:
- Vehículos prioritarios: entre los que se encuentran los de la policía, bomberos o ambulancias.
- Pelotón de ciclistas: cuando el primer ciclista entre en la rotonda debe considerarse que el resto del grupo, aunque todavía esté incorporándose, también tiene preferencia.
Circulación por el interior y salida por el exterior
Es muy habitual observar a una gran número de conductores que optan por acortar las rotondas, atravesándolas y tomando la salida directamente desde el interior de la misma. Esta maniobra, que por lo general suele realizarse a una velocidad más alta de la debida, es muy peligrosa, por lo que es importante recordar que, al circular por rotondas, no se debe salir desde los carriles interiores.
Lo aconsejable para circular por las rotondas de una forma segura sería la siguiente:
- Si se va a coger la salida siguiente a la entrada: debemos circular siempre por el carril exterior.
- Si no se va a coger la salida siguiente a la entrada: circularemos por el interior hasta rebasar la salida anterior a la que se pretendemos coger, momento en el que pasaremos al carril exterior para abandonar desde ahí la rotonda.
Los intermitentes son obligatorios
Son muchos los momentos de la circulación en que los conductores estamos obligados a utilizar los intermitentes: para girar, para cambiar de carril o de sentido, para adelantar o para hacer una parada. Los intermitentes nos permiten comunicar al resto de usuarios de las vías de nuestras intenciones al volante, y a la hora de circular por las rotondas también debemos utilizarlos.
Una rotonda puede considerarse como una recta con forma de curva, por lo que estamos obligados a señalizar, con la antelación suficiente, la maniobra que vayamos a realizar. Por lo tanto, deberemos utilizar los intermitentes de nuestro vehículo para indicar que vamos tomar la siguiente salida o cuando vayamos a cambiar de carril.
Solo hay un caso en el que no estamos obligados a señalizar con los intermitentes nuestras intenciones al circular por las rotondas y es en el momento en que nos incorporamos a la misma. En este caso no es necesario el uso de los intermitentes ya que tenemos una señal de Ceda el Paso y todos los conductores nos incorporaremos en el mismo sentido.